En 1994, mi padre nos regaló a mis hermanos y a mí una muy bonita consola pirata llamada Family Video Game. La disfrutamos mucho y le sacamos el jugo, pero en algún momento, probablemente en 1996, tomé la nefasta decisión de venderla para comprar una NES Top Loader con Super Mario Bros. 3. Sin embargo, el plan fracasó: vendí la Family pero no pude comprar la NES, por lo que nos quedamos sin nada en qué jugar.
Pasó el tiempo y nos volvieron las ganas de tener una consola, específicamente un Super Nintendo con el juego Super Mario All-Stars + Super Mario World. Aquellas ganas crecían cada vez que íbamos a las tiendas del centro y veíamos el juego en los televisores a modo de muestra. Era increíble ver el Super Mario Bros. con esos gráficos tan coloridos, y pensar en la posibilidad de conocer Super Mario Bros. 2 era fascinante… ¿Y qué sería ese Super Mario Bros.: The Lost Levels? ¿De verdad a Nintendo se le habían perdido algunos niveles del Mario original y ahora por fin los habían encontrado? ¡Estábamos locos por comprar esa consola! Así que el objetivo estaba definido: comprar el Super NES Mario Set… aunque algo que no estaba definido era la forma en la que conseguiríamos el dinero, lo cual no era un detalle menor.